Ria Munk en su lecho de muerte
La muerte te sienta muy bien.
Maria Munk fue pintada por Klimt en tres ocasiones, y curiosamente son todos retratos póstumos.
Maria (o Ria, como la llamaban) era una joven de una buena familia judía vienesa de principios del siglo XX. Era hermosa, rebelde y muy vital hasta que con 24 años se pegó un tiro en el corazón tras enterarse por carta que su amante, el escritor de terror Hans Heinz Evers había cortado con ella. Hans era gay (paradójicamente después se haría un apestoso nazi también) y Ria no pudo soportar perder al amor de su vida.
La madre de Munk tenía una hermana, Serena Lederer, que era mecenas de Klimt, por lo que la familia pudo permitirse que el artista superestrella de la ciudad inmortalizara a Ria eternamente joven y hermosa. Como vemos en la imagen, Klimt la representa en su lecho de muerte, pero su familia quería mantener un buen recuerdo de su hija, tan vital y juvenil, así que le pidió a Klimt que la retratara también en vida. En la segunda, Maria le salió a Klimt demasiado descocada, y en la tercera el pintor murió dejando inacabado el retrato. De ahí las tres versiones.
En esta primera vemos a Ria con los ojos cerrados, rostro pálido y rodeada de rosas. Parece viva, en paz. Parece una Ofelia.