Rock and Roll
"Dalí es la droga, tómenme, porque soy alucinógeno"
Dalí pintó para el teatro Ziegfeld de su amigo Billy Rose siete obras para reemplazar una serie que había pintado en 1944 —The Seven Lively Arts— y que había sido destruída en un incendio.
Esta nueva serie incluye este Rock and Roll que sustituye al anterior Boogie-Woogie. Después de todo era 1956 y la música del diablo triunfaba ya en todo el planeta. Por supuesto, a Dalí le apasionaba el rock and roll: Me encanta todo lo que sea dionisíaco, violento y afrodisíaco.
El artista actuó toda su vida como una decadente estrella de rock y a lo largo de su carrera son muchos los puntos de unión con este bendito género.
Ahí están por ejemplo sus magistrales colaboraciones con Alice Cooper, la presencia de Pink Floyd en su discografía al lado de Wagner, su perfume llamado Rock and Roll, el documental de Warhol conociendo a la Velvet Underground, cuando invitó a los Grateful Dead a tocar en la inauguración de su teatro-museo en Figueres (y el alcalde no le dejó asustado por el volumen de la música), cuando Mick Jagger le regaló la cazadora que había usado en el concierto de Altamont, su adoración por Johnny Winter (o más bien por su blanca melena albina), su admiración por la música punk…
Dalí muestra en esta pintura la danza dionisíaca del rock and roll, en la que muestra las claras connotaciones sexuales de esta música con unos cuerpos deformados que se agreden uno al otro. Todo en uno de sus típicos paisajes desérticos de Portlligat
Por cierto, este cuadro perteneció al narco Pablo Escobar.