San Jerónimo escribiendo
Un santo poco divino.
Caravaggio pinta aquí a un San Jerónimo nada idealizado. Más bien todo lo contrario; claramente envejecido, demuestra que los años no pasan en balde para nadie, ni siquiera para un personaje divino. Y hablando de divinidad, el único rastro de esta en él es el fino halo, apenas un atisbo de que se trata en efecto de un santo, ya habitual en Caravaggio, que pintaba siempre estos halos extremadamente finos, discretos.
En una actitud de absoluta concentración y dedicación, San Jerónimo consulta un gigantesco libro, y se prepara para escribir con su otra mano. Debemos recordar que este personaje se considera el responsable de traducir La Biblia al latín, conocida como Vulgata. Y ganó cierta popularidad durante la época de la Contrarreforma, ya que fue el santo que propagó el culto a la Virgen María, un importante acto a favor del Catolicismo.
El espacio de la pintura es como siempre el más común en Caravaggio: completamente negro. El único mueble de una estancia que no podemos ver es un escritorio de madera, austero, que acumula sobre él pesados volúmenes, y un cráneo, el objeto que más llama la atención en toda la composición.
La calavera tiende a ser un símbolo de muerte, y podemos relacionarla con dos tópicos latinos: memento mori y tempus fugit. Estos nos hacen reflexionar sobre la brevedad de la vida, y cómo la muerte está presente al final de ella, es inevitable, no podemos escapar.
Esta obra y la que podemos considerar su pareja, San Jerónimo en meditación, fueron de las últimas que realizó Caravaggio en Roma. Después tuvo que huir de su ciudad por haber matado a un hombre.
El año 1984, el cuadro fue robado (se encontraba en la concatedral de San Juan Bautista, en la Valeta, Malta) violentamente, cortaron el lienzo dejando el marco vacío para poder llevárselo. Se solicitó un rescate por tan valiosa obra, y afortunadamente, dos años después se recuperó con algunos daños, que se solucionaron tras una exhaustiva restauración.
En la actualidad podemos disfrutar de esta obra en la Galería Borghese, y reflexionar sobre el mensaje que lanza.