Scotland Forever!
Los soldados en Waterloo gritan: ¡Ahora muchachos, Escocia para siempre!
¡A la cargaaaaaaa!… la pintora Elisabeth Thompson acompañó a su marido, un general británico, a las campañas militares de un imperio en expansión. Pudo así conocer a las tropas, las motivaciones miedos y pasiones de los soldados, gente corriente que se convirtieron en los auténticos protagonistas de sus pinturas. En este caso se trata de soldados escoceses en la batalla de Waterloo que formaban parte de la coalicion que pondría freno a las ambiciones imperialistas de Napoleón.
En el centro, la figura del caballo a galope con sus ojos expresivos nos introduce en una composición horizontal en forma de flecha que es un tumulto de acción. El oficial al mando que lo monta da la orden al batallón ¡Ahora muchachos, Escocia para siempre!,
y título a la obra Scotland Forever. Los soldados, espadas en alto, galopan hacia el enemigo, con el arrobo, locura y frenesí de la batalla a la que se encaminan. Son las expresiones de los caballos, el avance rotundo de sus cascos (captados en contrapicado), junto con la torsión de sus cabezas y crines, los que nos trasmiten ese momento de éxtasis bélico.
Cada rostro, cada gesto está personalizado. No busca la gloria y ensalzamiento del ejército sino el realismo de antes y después de la batalla, por eso añade también pequeños detalles como los objetos de los soldados en el suelo, a la izquierda un casco, una bandolera, una bayoneta…. nos hacen pensar qué suerte habrán corrido los soldados que los portaban en ese inicio de la contienda.
Una mujer pintora a finales del siglo XIX, que además se dedica a los cuadros de batalla y que además rompe con los estereotipos de este género (retrato oficial y escenas de glorificación de la batalla) era inusual y de difícil aceptación, pese a todo gozó de éxito y popularidad.
Como se debió quedar el prestigioso crítico de arte John Ruskin al tener que tragarse sus palabras de que ninguna mujer era capaz de pintar para subsanarlas con un sólo me queda hacer una tardía genuflexión
ante la obra de Elisabeth Thompson.