Sin título
Garabateando, salpicando y escurriendo.
Una de las obras de la serie Bacchus (Baco) de Cy Twombly, que ya contaba con ochenta años al enfrentarse a este lienzo, aunque se ve que para nada había abandonado su característico trazo libre y vigoroso. Hablando en plata: sus típicos garabatos.
Twombly inicia su obra de Bacchus cuando estaba viviendo en Italia, donde se había gestado esa mitología clásica que tanto amaba y que tanto lo había inspirado. Las ruinas, los antiguos dioses y ese clima mediterraneo, por no mencionar la gastronomía, seguro que ayudaron a crear ese nuevo estilo.
En teoría este enorme cuadro es una celebración del dios romano de vino, la fiesta y fertilidad. Y lo cierto es que ese acrílico rojo puede recordarnos al vino. Baco, del que hablamos de vez en cuando en esta web (o Dioniso, su versión griega) era un tipo vital, vibrante, frenético, caótico, que seguro que si pintara, le interesarían más las salpicaduras que los trazos en sí mismos.
Twombly opta por salpicar como un gorrino, y como si estuviera en pleno éxtasis, hace girar sus trazos que se tapan y se montan unos encima de otros como si de una bacanal se tratase. Dándole a la brocha arriba y abajo, arriba y abajo, Twombly deja que ese rojo se vaya escurriendo a su manera, porque el azar —aunque muchos lo nieguen— es una de las principales materias primas del Expresionismo Abstracto.
Por cierto, uno de los cuadros de esta serie fue vendido por 46,4 millones de dólares a un tío al que le sobra la pasta.