Soldados bañándose
(constructores de puentes)
Homoerotismo bolchevique.
Ni una tía en esta plantación de nabos rusos. Es el retrato de la felicidad masculina en ese breve sueño soviético (o pesadilla para muchos). La juventud rusa está bañándose en pelotas en esas aguas de un azul radioactivo, permitiéndose un breve descanso estival del poderoso Ejército Rojo, o la poderosa industria post-estalinista que vemos al fondo.
Estos constructores de puentes pueden a la vez trabajar y juguetear, como Rosco el rudo proletario de aquella siderúrgica gay. Sus cuerpos, algunos curtidos por el sol de Crimea, otros blancos de la tundra, se mezclan en esa utopía juvenil con claras asociaciones homoeróticas, ¿o quizás es cosa mía…?. Lo cierto es que estos soldados se desprenden de sus uniformes para dejar la guerra por un momento.
Zhilinsky, siempre dual. A la vez tan académico como vanguardista, tan ruso como universal. Siempre rozando lo irreal abrazando lo plenamente realista. Siempre con sus matices, sus contradicciones… Son pura belleza estas postales de retratos colectivos de gente real, pero al tiempo con esas connotaciones simbólicas, esas instantáneas de unos tiempos que probablemente existieron. Unas pinturas que tienen el poder de evocar nostalgia de algo que no vivimos, esa Rusia entre la leyenda y la propaganda.
El pueblo ruso adoraba su pintura. En HA! la idolatramos.