Memoria eterna
Su círculo interno.
A mediados de los años 90, la esposa de Zhilinsky, Nina —también pintora y tantas veces retratada por su marido—, murió de un derrame cerebral. Después de este horrible hecho, el artista pintó un cuadro completamente escalofriante: «Memoria eterna». Zhilinsky capta el momento del funeral, donde está el sacerdote ortodoxo ruso con el incensario, un autorretrato del propio artista y un retrato de grupo de sus familiares que rodean el ataúd. Todos portan velas en la mano.
Vichnaya Pamyat quiere decir Memoria Eterna en ruso. Es una exclamación usada al final de un funeral o servicio conmemorativo ortodoxo oriental, es decir ese fascinante rito bizantino y el pintor decidió titular así este cuadro de sus amigos despidiéndose de su mujer. Un cuadro casi religioso de un amor que se va.
Zhilinsky siempre destacó por los —excelentes— retratos de sus conocidos, de su círculo interno. Gente que conocía y quería, como pasa en este trascendental caso. Como en el resto de sus magníficos retrato en grupo, Zhilinsky une lo individual y lo colectivo y representa al amor de su vida rodeada de sus seres queridos y también de arte: pinturas y esculturas también aparecen retratados en un homenaje a una artista.
Una característica distintiva del trabajo de Zhilinsky es que sus obras son al temple sobre madera, por lo que apenas quedan trazos gruesos. Así se pintaban los iconos en Bizancio y en el viejo arte de Rusia.