La familia de Carlos IV
Una familia más.
Una de las etapas más productivas de la carrera artística de Goya fueron sus años como pintor de cámara para el rey Carlos IV de España (1748–1819). Dentro de este período, el retrato grupal de la familia del monarca es la obra más representativa.
Vemos un intento por parte de la Corona de mostrarse como un núcleo familiar fuerte y unido, fundamento de una monarquía sólida y estable. Hijos, nietos, hermanos y yernos se agrupan intentando aparentar cariño y seguridad. Sin embargo, el efecto conseguido es justo el contrario: la jerarquía inherente al rango de los personajes se ve desplazada de forma natural por los roles que ocupa cada miembro dentro de la familia. La muestra más evidente de esto es que el rey, que ocupa tradicionalmente el lugar principal, se ve relegado ahora a un segundo plano, dejando el centro para su esposa, la reina María Luisa, que ha pasado a la historia por su carácter fuerte y por haber dominado a su marido.
Cabe mencionar que Goya toma el modelo de retrato familiar implementado por Velázquez en Las Meninas, aunque lo adaptará a la mentalidad ilustrada. A finales del siglo XVIII quedan ya lejos los reyes pintados por Tiziano y Van Loo. La realeza ha perdido, gracias a la Revolución Francesa, los atributos mágicos de los que gozara en otros tiempos, y aparece ahora ante el público como una familia burguesa más.