Sueño y presentimiento
Una premonición mexicana.
Si pensamos en pintoras mexicanas del siglo XX, a todos nos viene a la mente Frida Kahlo. Sin embargo, también está la figura de María Izquierdo. De hecho, ella fue la primera mujer mexicana en exponer fuera de su país.
Izquierdo también evocaba con sus pinturas un mundo ancestral y onírico. A menudo pintaba escenas de sueños, o como en este caso, de pesadillas.
Con su intuitivo manejo del color Izquierdo pintó Sueño y presentimento, tras tener un extraño sueño una noche. En él, María sostenía su propia cabeza cortada en la ventana y sus largos cabellos se enredaban en las ramas y raíces de los árboles que crecían en el exterior. Mientras tanto, su propio cuerpo, junto con otros cuerpos decapitados, escapaba sin cabeza en un paisaje metafísico con aires al estilo de Chirico, una de sus influencias pictóricas.
Una escena pesadillesca que Izquierdo llevó a la pintura y que de alguna manera sirvió de extraña premonición, ya que unos meses después de pintarlo, María sufriría una hemiplejía y quedaría parcialmente paralizada y sin habla. La pintora que daría con el lado derecho de su cuerpo paralizado y tengamos en cuenta que Izquierdo era diestra. Con gran esfuerzo pudo aprender a pintar y hablar de nuevo.