Tonta Muerte, mi compañera de juegos
Ven, dulce muerte, una última caricia...
Hace un siglo sale este libro de fotografías con una escandalosa puesta en escena fotográfica de Franz Fiedler acompañada de textos breves de Thea Giradelli.
Una mujer desnuda juega y coquetea con un esqueleto, «su compañero de juegos». Una vez más, un artista utiliza el tema de la muerte y doncella para ilustrar como la inevitable muerte aparece como esa seductora amante de los jóvenes para recordarles la fugacidad de su juventud, su belleza y en definitiva, de la vida. Sin embargo, Fiedler cambia los roles y es ahora la chica quien se burla de la muerte con esa arrogancia juvenil. La llama tonta, juguetea con ella e incluso le mete un dedo del pie en el ojo, como vemos en la imagen.
El fotógrafo hace gala de su talento creando una narrativa cautivadora y lúdica, un noviazgo dulce e inocente entre estos dos insólitos compañeros de cama que transmiten tanta ambigüedad como encanto. Una imagen de macabra belleza que roza lo cómico.
Fiedler hace todo con una alegría, sentido del humor y erotismo que quizás no fueron tan escandalosos para la época (insisto, hace 100 años) como lo serían ahora. A lo mejor los años 20 del siglo XX eran mucho más libres, despreocupados y felices que los del siglo XXI.