Vendedora ambulante del East Side
Sin reglas.
Grace Hartigan fue miembro fundamental de la Escuela de Nueva York, el núcleo duro del Expresionismo Abstracto.
En los años 50, Hartigan fue posiblemente la artista femenina más importante de la época, saliendo en las portadas de Time, Newsweek y Life, refiriéndose esta última a ella como «la más célebre de las jóvenes pintoras estadounidenses», aunque cierto es que hasta 1954 Grace Hartigan firmaba con el nombre de George Hartigan para lograr un mayor reconocimiento para su trabajo, para ser tomada un poco más en serio.
En 1945 Hartigan se muda a Nueva York y ahí se codea con todos y todas: Frankenthaler, Pollock, de Kooning… Al parecer, también les dejó su influencia. Diez años después expone con todos ellos —la única mujer— en el MoMA, con la exposición «The New American Painting» que bendecía el Expresionismo Abstracto como la corriente artística más importante y genuina de los Estados Unidos.
Hartigan pasó por varias etapas, y en algunas de ellas coqueteó con la figuración, pero sus obras más importantes son firmemente abstractas, como esta magnífica Vendedora ambulante del East Side. Aún así, Hartigan se permite un título muy concreto y si imaginamos un poco, podemos también ver figuras concretas en la imagen.
Una composición vibrante que suponemos que nos habla de la bulliciosa vida callejera del East Side of Manhattan, con sus puestos de venta callejeros. Mediante esas líneas enérgicas, las expresivas manchas de color y esas texturas tan densas, Grace nos habla de su tiempo.
Lástima que pocos años después, con el auge del Pop (movimiento al que Hartigan se opuso con vehemencia) empezó a pensar que su época había pasado. Pesimista, la depresión empezó a hacer mella. No ayudaba tampoco su alcoholismo (característica común en todo Expresionista Abstracto). Aún así vivió, querida y respetada por la comunidad artística, hasta los 86 años.