Francisco de Zurbarán
España, 1598–1664
El Siglo de Oro español cuenta entre otros ilustres nombres con el de Francisco de Zurbarán, uno de los grandes genios de la pintura española aunque evidentemente fue eclipsado a menudo por figuras como Murillo, Ribera o por supesto Velázquez, del que fue gran amigo. Su pintura religiosa es de un gran misticismo (fue ejemplo de artista de la Contrarreforma) y de hecho se ve en otros géneros como sus bodegones, que parecen casi cuadros religiosos.
A los quince años, Zurbarán se trasladó a Sevilla a aprender el oficio. Ahí conoció a Velázquez. En torno a 1627 ya tiene clientes y realiza numerosas obras para iglesias, conventos y colegios religiosos. Ahí ya se ve su estilo, que apenas variaría en toda su carrera, con esa fuerza y ese realismo que destaca por su orden y su monumentalidad definida por fondos oscuros influídos por Caravaggio.
Zurbarán se casó tres veces a lo largo de su vida. El éxito le vino temprano. Ya con 30 años era considerado poco menos que un maestro, y con una cierta arrogancia se denominó a sí mismo como «maestro pintor de la ciudad de Sevilla». Aunque lo cierto es que se negó a pasar los exámenes que le darían derecho a utilizar este título y esto despertó no pocos celos de sus colegas pintores.