Maurizio Cattelan
Italia, 1960
Maurizio Cattelan, uno de los artistas más importantes, originales y divertidos de principios del siglo XXI. Con el humor como arma creo obras controvertidas que sin duda le dieron visibilidad. Su sátira de la sociedad lo convierten en uno de los observadores más agudos de nuestros absurdos tiempos.
Cattelan nace en Padua e inicia su carrera fabricando muebles de madera, pero pronto se pasaría a la escultura, canalizando así su explosivo sentido del humor. Desde siempre fue un bufón, un bromista, y la práctica totalidad de sus obras artísticas tienen un giro cómico.
Su carrera fue dura: tuvo que malvivir con cinco dólares al día hasta 1997, cuando le llegó la fama, que después iría en aumento hasta el punto de agobiarlo un poco. Sin embargo el nivel del humor en sus esculturas no dejó de crecer.
Por supuesto es inevitable asociarlo con Duchamp, del que rescata no pocas cosas, pero las hace suyas y las adapta a nuestros tiempos, que siguen siendo igual de duchampianos. El propio Cattelan habla sobre esto: «La originalidad no existe por sí misma. Es una evolución de lo que se produce. [… ] La originalidad se trata de tu capacidad para agregar»
Creador de esculturas e instalaciones, Cattelan a menudo utiliza la taxidermia para desarrollar su discurso, y también cera (como en los museos) para crear retratos de gente a veces conocida, y a veces autorretratos.
El arte de Cattelan se burla de todo: del sistema, de las creencias, del pasado, de la cultura, de los clichés, del espectáculo… Expone la realidad sin piedad y difuminar las líneas entre esa realidad y el mito.
«Una vez tuve que ir a la policía para decirles que habían robado una escultura invisible de mi coche»