Władysław Podkowiński
Polonia, 1866–1895
Se puede describir la vida y obra de Władysław Podkowiński, como un trágico «one hit wonder».
Un joven polaco, nacido el 4 de febrero de 1866 en Varsovia, lograría que una de sus obras, Frenesí de las Exultaciones, alcanzara gran notoriedad desde la primera vez que fue expuesta en la Galería Nacional de Arte Zachęta, Varsovia. Rodeada por un ambiente de escándalo, posiblemente derivado del contenido de la misma, solo alcanzó a estar expuesta 36 días debido a que, por causas desconocidas, Podkowiński la acuchilló.
Podkowiński comienza sus estudios aprendiendo del principal representante del realismo polaco, Wojciech Gerson, para posteriormente ingresar en la Academia de Bellas Artes de Varsovia donde conocería a Józef Pankiewicz, con quien no solo compartiría aulas, sino también el viaje que los introdujo al mundo del Impresionismo: la Exposición Universal de París de 1889 (la misma para la que construyeron la torre Eiffel, dando la bienvenida a la exposición).
En 1891 se le conocería por haber realizado la primera obra del arte polaco al aire libre: El Retrato de Wincentin Karska.
Ya en 1892 su obra comenzó a contrastar con su producción anterior. Cambió la luminosidad de los paisajes por elementos simbólicos asociados al amor y a la muerte, oscureciendo su paleta y anticipando los albores del Expresionismo.
Llega 1894 con un escándalo, una pintura enorme que retrata a una hermosa mujer que monta desnuda un caballo que parece haber perdido la razón. Sin embargo, el escándalo moralista por aquella imagen con claras alusiones eróticas, no era compartido por todos. Fueron varios los críticos que reconocían en la obra la rebeldía de alejarse de los cánones estéticos que hasta entonces ataba la creación de varios artistas.
Esta mujer inspirada por oscuros instintos carnales, contrastaba con aquellas representaciones de mujeres ceñidas a obtusas tradiciones morales. Tras 36 días de exposición, Podkowiński, en su propio frenesí cercano a lo mortal, o quizás, a lo suicida, procede a acuchillar su obra acabando con las «exultaciones» de aquella muchacha.
Finalmente, la propia vida de Podkowiński comenzó a apagarse silenciosamente producto de la tuberculosis, muriendo la mañana del 5 de enero de 1895, dejando inconclusa su pintura Marcha Funeral de Chopin. Esta pintura junto a Frenesí de Exultaciones retratan los contrastes de su vida: del Realismo al Impresionismo, las luces junto a las sombras, el eros y el thánatos.