Alicia en el país de las maravillas
Tenniel dejó grabado para siempre cómo era Alicia y su mundo.
Han pasado ya más de 150 desde que Lewis Carroll (por cierto, de profesión matemático) publicara su asombroso Alicia en el país de las maravillas, en el que además de los surrealistas textos se incluyeron no menos surrealistas ilustraciones como las que tenéis en vuestras pantallas.
Carroll encargó los dibujos de su Alicia al popular ilustrador John Tenniel, un artista especializado en caricaturas políticas para periódicos que al principio no veía mucha lógica en todo ese sinsentido. Además tenía encima todo el día al pesado de Carroll agobiándolo con sugerencias e indicaciones de todo tipo.
Pero al final accedió y todo el esfuerzo valió la pena: el libro fue un éxito inmediato en la Inglaterra victoriana, tanto entre jóvenes como adultos, y en parte se debió a la visión de Tenniel, que ilustró a la perfección las aventuras de esta niña que se mete en otros mundos y otras realidades gracias a la ingesta de todo tipo de polvos y brebajes.
Por ejemplo, cuando Alicia se come un trozo de hongo que le hace crecer unas cuantas pulgadas. un lado te hará crecer y otro menguar,
le dice la oruga que siempre está fumando su pipa y no deja de bostezar, hablando con una voz lánguida. Si eso no son evidentes referencias a los alucinógenos o al opio…
Se sospecha que Carroll era aficionado en esa época al láudano (un poquito de opio, azafrán, vino blanco y demás cositas) para combatir las fuertes migrañas que sufría, y no es descabellado suponer que el escritor creó todo este universo bajo los efectos de esta y otras sustancias, muy de moda —y legales— en la Inglaterra de la época.
Tenniel, mucho más conservador pero muy imaginativo (después de todo era caricaturista especializado en humor gráfico), sólo tuvo que llevar a imágenes el universo desbocado que había parido Carroll y desde ese mismo momento quedó grabada en la imaginación popular la estética precisa del país de las maravillas.
Gracias a este increíble derroche de creatividad, Alicia y sus ilustraciones sirvieron de influencia a artistas de todo tipo, de Walt Disney a Dalí, y desde luego muchos vieron en las aventuras de esta niña una apología de las drogas, caso de Ralph Steadman o los hippies Jefferson Airplane, que compusieron la canción que podéis escuchar ahora mismo gracias a la imaginación de Carroll y Tenniel.