Amén
"El que no reciba el reino de Dios como un niño de ninguna manera entrará en él" (Lucas 18:17)
El artista Abel Azcona, enfant terrible del arte contemporáneo español actual, realizó esta pieza con 242 hostias consagradas. Acostumbrado a meter el dedo en la llaga, siempre supo que atacar a los sectores más fundamentalistas de las instituciones religiosas no solo sirve como denuncia, sino como una excelente publicidad de su trabajo, paradójicamente promocionado por quienes quieren destruirlo.
Para Amén, Azcona asistió a 242 eucaristías durante semanas y se guardó las hostias con la intención de crear con ellas la palabra «Pederastia». 242 era el número de casos denunciados de abusos sexuales a niños por parte de miembros de la iglesia durante la última década en el norte de España, donde el artista pasó su desgraciada infancia. En Navarra, tierra del Opus, Azcona conoció al dedillo el mundo más underground de la Iglesia Católica.
Con esta (aparentemente) sencilla instalación Azcona despertó las iras de los sectores más reaccionarios de la sociedad, precisamente su objetivo con esta pieza. Manifestaciones, demandas, querellas y juicios por profanación, blasfemia, y ataque contra la libertad y los sentimientos religiosos forman también parte de la obra como pieza procesual que es.
La Iglesia Católica organiza misas de reparación, concentraciones y manifestaciones contra Azcona y Amén aún hoy en día. Es llamativo que esa institución tan salpicada por los escándalos gaste sus energías en servir de altavoz a este artista que sufrió el abuso en primera persona en vez de limpiar un poco sus cada vez más mermadas filas de indeseables.