Ante la leyenda de una mano famosa
Cinefilia y otras filias.
Low-Art, Lowbrow, erotismo psicotrónico, Camp, Kitsch, Pre-pop, Punk… Cualquier etiqueta vale para un artista como Clovis Trouille, siempre ambiguo y controvertido, siempre irreverente, siempre explorando el potencial de la imaginería de la cultura popular y del catolicismo, de la mezcla de sexo y religión, como si de un vulgar productor de sexploitation se tratase.
Es el suyo un fascinante universo lleno de parafilias y profanación, de antimilitarismo/anticlericalismo e imágenes recurrentes tales como murciélagos, ferias, monjas en lencería, curas cachondos, santos rezando, ambientes orientalizantes, pin-ups, mobiliario urbano parisino y películas de terror. A veces todo junto y apretujado, y tremendamente colorido, como un viaje de ácido en tecnicolor.
Otras veces se muestra sobrio y monocromo, como es este caso.
Trouille pintaba los domingos, por así decirlo. Era cuando no tenía que trabajar (decorando maniquís). Pero odiaba vender sus cuadros. Cuando vendía algo, siempre intentaba volver a recuperar sus pinturas para poder seguir trabajando en ellas. Por ello hay imágenes que se repiten una y otra vez en su obra.
Aquí vemos a tres monjas (o tres figuras con chador persa o un burka) de espaldas observando un cartel de la pared de un hombre metiendo mano a una monja. Ese cartel de una película ya lo había pintado Trouille antes en otra obra suya.
El título «Ma soeur» («Mi hermana») tiene múltiples interpretaciones. Vamos a suponer que es compañera de convento de estas tres, que hacen un gesto con la mano que también sale en otros cuadros de Trouille. Índice y pulgar se unen como en la meditación de un mudra típico del yoga, o quizás como reflejo del magreo que le están haciendo a su hermana.
Por si todo fuera poco sexual, una vela demasiado fálica (otro recurso típico del bueno de Clovis) ilumina la escena a la derecha.
¿Chabacano, vulgar…? ¿O espiritual y simbólico? Esta escena da que pensar.
Por ello es tan difícil saber si Trouille era un artista claramente anti-intelectual o todo lo contrario.