
Autorretrato con esqueleto
Un montón de huesos que nos mantienen en pie.
Unos 50 autorretratos pintó Corinth. En ellos no sólo vemos su evolución personal a lo largo del tiempo, sino también la de su entorno y su época. Es un género que siempre cuenta bastante más de los que parece.
En este autorretrato en concreto, Corinth no aparece pintando, como es tradicional. Ni rastro de pinceles y paleta. Sólo nos mira con un gesto serio bajo su bigote. Viste una camisa a cuadros y una corbata estampada, algo que al parecer estaba pasado de moda en la época. Y aparece acompañado de un simpático amigo a su izquierda que le ayudaba en temas de anatomía, un esqueleto colgando. Los dos están frente a una ventana donde vemos una vista ceniza de la ciudad de North Schwabing.
Con esto Lovis Corinth nos habla de su trabajo, de su ciudad y de su implicación en ambas. También habla de su tiempo. El año anterior Wilhelm Conrad Röntgen había descubierto lo que él bautizó como rayos X (le pudo haber llamado rayos Röntgen) y ya se habían publicado las primeras radiografías.
El futuro estaba ahí y era excitante. Aunque esas radiografías simplemente mostraban lo que somos por dentro: un montón de huesos que nos mantienen en pie.
Lovis Corinth