Baco bebiendo
¡Enséñame tu carnet!
Un muy precoz Baco, dios del vino y los excesos, bebe sin sed como si no hubiera un mañana, como lo hacen, lo hicieron y lo harán tantos jóvenes en la historia y como lo hemos hecho algunos de nosotros a edades quizás demasiado tempranas aunque enormemente trascendentales.
Y es que este borracho es un dios muy poderoso, y con su mágico brebaje se encarga de luchar contra penas y preocupaciones, estimular de la palabra, la sociabilidad y la franqueza [1].
Reni lo representa aquí como un niño muy pequeño y regordete. Apoyado en un barril de vino, bebe de una jarra de cristal y coronado por vides, se entrega al disfrute de la llamada «poesía embotellada». De paso, como vemos en la imagen, Baco se echa una meadita, eliminando toxinas de su cuerpo.
Esta representación infantil se debe quizás a que Baco (o Dioniso en Grecia) tuvo un nacimiento inusual y prematuro. De madre mortal, su padre Júpiter trasladó el embrión a su propio muslo y una vez nacido, para que no se cabrease su celosa esposa Hera, lo mandó con Mercurio para que lo criara y después al cuidado del sátiro Sileno, un alcohólico que le enseño un par de trucos más. Así que de niño Baco ya era todo un fenómeno.