San Miguel
El Arcángel le pisa la cabeza a Satanás.
San Miguel, el arcángel que expulsó a Satanás del cielo. Aquí lo vemos con su típica armadura al estilo romano, ensañándose con el ángel caído que ha sido derrotado. Ambos son ángeles, con sus alas, pero está claro que son muy distintos.
Reni pinta al santo con su característica «grazia», mientras que el derrotado es una figura grotesca, casi caricaturesca. Este contraste entre el bien y el mal, entre luz y oscuridad, también lo vemos —como no podía ser de otra manera en el Barroco— en los dramáticos claroscuros. La luz pega en el ángel, que destaca entre las tinieblas del fondo.
Muchos ven también en esta pintura un manifiesto artístico y estético de las ideas que defendió siempre Guido Reni: que la belleza pura no está en el mundo real, sino uno ideal, dentro del intelecto. Para Reni, el idealismo es superior al realismo.
Como anécdota, hay que decir que ese Satanás calvo y de cejas pobladas muy bien podría ser un retrato del Papa Inocencio X, que unos años antes, cuando era un cardenal, había discutido seriamente con Reni por motivo de unos frescos no realizados, y dañó gravemente la reputación del artista.
Cuando toda Roma vio esta pintura, aparecieron las risitas y la gente empezó a cuchichear sobre el parecido del papa con Satanás. Y aunque Reni negó en público haber cometido semejante calumnia contra tal ilustre personalidad, el parecido seguía ahí.