San Sebastián
Este pintor estaba obsesionado por este icono gay.
San Sebastián fue uno de los primeros mártires cristianos, un centurión del ejército romano que por ayudar a los cristianos murió asaeteado por orden del emperador Diocleciano, y así aparece desde entonces en cientos de obras de arte: lleno de flechas (algo que por otro lado lo convierte en uno de los santos más reconocibles; no lo son tanto San Esteban y sus piedras o San Lorenzo y su parrilla).
Lo curioso es que con el tiempo, San Sebastián se ha convertido también en todo un icono homoerótico, no solo por ser emblema de la belleza masculina, sino por ser joven, guapo, presumir de un desnudo tonificado y tener una mirada en la que vemos que acepta el dolor de sufrir la perforación de su cuerpo, como un tipo muy masculino pero con un poco de pasividad femenina. El santo nunca registra las agonías de su cuerpo, y podríamos decir que su belleza y su dolor están eternamente divorciados el uno del otro.
Quizás ahí está el porqué de la obsesión de muchos artistas por esta figura. Desde luego el caso de Reni es bastante sospechoso. Aunque no hay pruebas sólidas de su salida del armario, muchos hablaron en la época de que el artista «se convertía en mármol» en presencia de modelos femeninas, además de ser un soltero empedernido que vivió con su madre hasta los 55 años y tras esto, a ni una mujer dejó entrar en su casa.
En todo caso, el artista contribuyó con pinturas como esta y muchas otras que pintó de San Sebastián, a establecer a este santo como patrón extraoficial de los homosexuales.