Caníbales contemplando restos humanos
Holocausto caníbal.
En un momento dado, Goya empieza a pintar escenas de ultraviolencia, como asaltos, asesinatos o violaciones. Quizás llega a su faceta más gore con sus cuadros sobre canibalismo, dignos de un film de género de Ruggero Deodato.
Es el caso de esta pintura sin precedentes, donde en un lugar indeterminado de la naturaleza, un caníbal en pleno frenesí sostiene una cabeza y una mano humanas como si fueran trofeos. Los demás personajes, algunos indefinidos, otros simiescos, miran hacia él, probablemente esperando su turno para cenar.
Una imagen repulsiva que nadie en su sano juicio compraría, ni que pretende ser un documento periodístico (al menos no conocemos crónicas de canibalismo real en la época, exceptuando algunos episodios vividos por exploradores en América), pero hay algo muy real en ellas. Es como un retrato hiperbólico del ser humano en su faceta más hardcore, pero ser humano al fin y al cabo.
Goya parece anticiparse a los horrores que están por venir durante la Guerra de Independencia, y que no tendrán nada que envidiar a esta escena espeluznante. Echad un vistazo a sus Desastres de la guerra si no me creéis.
Queda claro que para el pintor no existía eso del buen salvaje que decía Rousseau: El hombre nace bueno y es la sociedad quien lo corrompe.
Más bien tiraba por las ideas de Hobbes y su Homo homini lupus est
(El hombre es un lobo para el hombre).
Aunque ya sabéis que en HA! no somos de poner publicidad, voy a hacer una excepción para hablaros de mi libro de Goya, «El tiempo también pinta».
Si os gusta HA! y os gusta Goya, es muy probable que os guste este libro en el que hablo de este y más cuadros, además de la ajetreada vida y la interesantísima época que le toco vivir al que muchos consideran el mejor pincel del arte español.
Si os interesa, lo podéis adquirir aquí.
¡Gracias!
Miguel Calvo Santos