Carrera
Oda al deporte soviético.
A nadie parece interesarle el arte hecho en la Unión Soviética entre los años 1930 y la década de 1950. Esto se debe en gran parte a la antipatía que provoca el régimen totalitario que no permitía un arte tan radicalmente experimental como el de la década anterior. En esos años solo se podía hacer propaganda a favor del régimen estalinista: escenas de trabajadores felices y educados, retratos del líder besando niños y, como en todo buen estado totalitario, imágenes de atletas perfectos y saludables: el futuro del país.
El realismo socialista se convirtió en el único arte permitido, y entre los pocos creadores aceptados estaba Alexander Deineka, uno de sus más interesantes artistas.
Gente como Deineka se dedicó a cantar las alabanzas a los éxitos de la industria y la agricultura soviéticas, el poderío del ejército y la armada, y también de la élite deportiva. En todos estos entornos, la URSS se estaba convirtiendo en potencia mundial.
Los atletas plenos de juventud como los que vemos en la imagen, eran perfectos para representar la salud del estado, que estaba ganando una carrera mundial. Como ya habían hecho los nazis, el aparato ideológico soviético aceptó de muy buena gana este tipo de escenas que tenía un claro significado ideológico al retratar el brillante futuro de Rusia.
Sin embargo Deineka pudo experimentar relativamente dentro de estos límites ideológicos y consiguió salirse de la rigidez del realismo socialista con escenas llenas de dinamismo y composiciones tan interesantes como esta.