Catedral
Extraordinario ejemplo de un pionero del abstracto.
František Kupka se inspira en el arte gótico (las vidireras de la la catedral de Chartres) para desarrollar su novedosa propuesta: la abstracción.
Quería, como en la música, crear ritmos y melodías, pero con formas y colores en vez de notas musicales y sonidos. Esto es lo que se conoce como orfismo, que ese mismo año es bautizado por Apollinaire para denominar a la tendencia colorista y abstracta del cubismo parisino que exalta ante todo el color y la luz.
El Orfismo viene de Orfeo, tan virtuoso con la lira que conectaba directamente con el alma. El arte de gente como Kupka pretendía precisamente eso: cuadros que vibraran en armonía y tono, como una composición musical.
Prescindir de elementos figurativos y trabajar solo con color y luz, ese era la idea. De hecho, en las obras orfistas a veces no se sabe de qué se está hablando. A veces son formas indefinibles en las que el color es el único tema del cuadro, por lo que están incluidas en el eterno debate de cuál fue la primera obra abstracta.
Desde luego Kupka fue uno de los pioneros en esto de «no representar nada». Quizás más desconocido que sus colegas Mondrian, Kandinsky, Malevich o Delaunay, pero igual o más espiritual que todos ellos. Kupka llegó a la abstracción con la firme idea de que era posible experimentar una gran alegría y emoción en la mera contemplación de colores y líneas y como podéis ver observando esta hermosa catedral, es muy posible.