Coversión
Tres figuras forman una unidad en la que no sabemos bien de quien son los miembros.
El Schiele de 1912 (con 22 años) empezó a realizar pinturas al óleo con contenidos alegóricos cuyo simbolismo alegóricos es a veces difícil de interpretar. Es el caso de Conversión, en la que sólo el título nos da una pista sobre lo que quería decir el artista.
Sabemos que para Schiele el arte era casi una religión, una experiencia mística muy cercana a lo espiritual (aunque hay que reconocer que abundan los cuerpos serranos en su obra…).
Para el, la misión del artista (un ser espiritual y superior) trascendía de hacer cosas bonitas. El verdadero artista necesitaba una especie de conversión en el sentido religioso de la palabra, un profundo cambio.
Desde luego su arte había evolucionado en unos años desde que era un discípulo de Gustav Klimt. Había pasado por la cárcel por pornógrafo y corruptor de menores y tanto él como su obra habían tenido una profunda transformación.
Lo vemos aquí en el formato cuadrado de la obra, el fraccionamiento del espacio pictórico en varias zonas cromáticas independientes y las figuras comprimidas en una especie de espiral de donde salen cabezas y extremidades
Podemos distinguir tres figuras, dos de ellas femeninas y con una pose igual. La masculina se sitúa sobre ellas (suponemos que el propio Schiele, muy dado al autorretrato) y parece que las protege, o quizás las acapara. Aunque las tres forman una unidad dinámica formadas por ocres en la que destacan dos zonas azules y otra rojiza en el cabello de la joven.