Desnudo reclinado
El artista en su época más activa. Le quedaba un año de vida.
Es sabido que ningún coetáneo de Schiele vio la realidad sexual de un modo tan libre de prejuicios como él.
Son cientos, miles de dibujos de modelos (femeninos y masculinos, aunque más los primeros…) donde el expresionista consigue verdaderos prodigios en cuanto a anatomía, gestualidad y expresividad.
Muchas veces directamente pornográficos (aunque este no es ni mucho menos el caso), estos dibujos realizados sobre papel muestran sobre todo la pose de la modelo, exagerándola y convirtiéndola en el eje compositivo de todo el dibujo. A veces queda supuestamente inacabado, y otras apenas abocetado, pero siempre con la expresividad intacta.
El protagonismo de los cuerpos en Schiele también viene dado por la falta absoluta de un entorno espacial concreto aumentando nuestra mirada voyeurística sobre el desnudo, que además parece moverse por medio de esos trazos vibrantes y dinámicos.
El desnudo de Schiele esboza los contornos del cuerpo en el papel, a veces sinuosos y casi siempre irregulares y angulosos, ya que al artista parecen fascinarle las estructuras óseas. Después le da unas pinceladas de color para aumentar la tensión sexual y artística.
Sus modelos son (intencionadamente) anónimas, ya sea por querer darle un carácter genérico a sus dibujos, o bien para protegerlas de una sociedad, la vienesa, que en esa época decadente gozaba de una doble moral en la que te metían en la cárcel por perturbar la decencia, pero al tiempo florecía la industria de la fotografía pornográfica en la que no faltaban modelos y posturas como esta.