El abrazo
(Amantes II)
El amor apasionado de dos jóvenes.
Las poses eróticas fueron una constante en la obra de Schiele, hasta el punto de ser acusado de corrupción de menores (los adolescentes iban a su permisivo taller a pasar el rato y llegó a pintar a algunos). Por ello fue encerrado en la cárcel tres semanas acusado de “pornógrafo”. (ahí dibujaría las escasas naturalezas muertas de su producción, a falta de paisajes o humanos que pintar) e incluso se quemaron públicamente obras suyas.
Aunque fue declarado inocente, Schiele decidió controlarse un poco y pintar sin mostrar explícitamente tantos genitales, además de sentar la cabeza y buscarse una esposa.
Edith Harms y su hermana Adéle vivían con sus padres en Viena, justo enfrente del taller del pintor. Schiele pasó un tiempo flirteando desde su ventana y al final, acabó decidiéndose por Edith, a la que pidió en matrimonio pese al horror de sus suegros (aunque tenía gran prestigio artístico en Viena, no dejaba de ser un pornógrafo). Antes de aceptar, Edith le exigió a Schiele que cortase definitivamente con su amante Wally Neuzil (dibujada en varias obras desde 1911) y el artista cedió (aunque a escondidas intentó seguir viéndola).
Desde el día de la boda el 17 de junio de 1915, Edith (casi) se convirtió en la única modelo que posó para el artista.
El caso es que el estilo de Schiele se suavizó con el matrimonio. Ahora era mucho menos agresivo, menos “pornográfico” y más sugerente, más “erótico”. Donde antes era pura cópula, aquí vemos amor. La tensión sexual desaparece y surge la armonía.
Aún así, el estilo expresionista de Schiele está intacto. La sábana blanca está revuelta y sobre ella retozan dos figuras que se funden en una. El punto de vista es desde arriba y hay un gran dinamismo (cabellos ondulantes, inestabilidad, composición diagonal…). La mujer incluso hace uno de los característicos gestos con la mano de Schiele.
A diferencia de su maestro Gustav Klimt, Schiele nos muestra una realidad mucho más descarnada.
En un año, Edith, que estaba embarazada, sucumbiría a la gripe española que asoló Europa en esos años. Tres días después le seguiría Schiele.