Cristo en la cruz
Con Rouault la religión vuelve a la pintura de vanguardia.
Las vanguardias habían desechado la pintura religiosa, pues estaban más interesadas en temas sociales, estéticos o intelectuales, pero la obra de Georges Rouault está plagada de temática religiosa (también pintaba prostitutas y payasos, eh…?), y no por ello deja de ser un autor vanguardista. Si algo es vanguardia es su crudísima pintura.
Georges Rouault tenía un estilo tan personal que no nos queda otra opción que denominarlo expresionista. Desde luego sus cuadros tienen como máximo objetivo expresar, sobre todo emociones. Esta emocionalidad, unida a sus bruscos contrastes cromáticos son dos de los rasgos más característicos de la obra pictórica de Rouault.
El pintor era un ferviente católico (a pesar de que la institución eclesiástica no correspondía con ese fervor hacia su arte) y por ello tenía que tener una crucifixión. Pero aquí vemos una crucifixión primitiva, sin dogmas, sin reglas, y conscientemente fea… Rouault simplifica al máximo las formas acorde con la simpleza de sus sentimientos religiosos.
Tenemos además un estilo claramente inspirado en las vidrieras (Rouault trabajó de eso como aprendiz en sus inicios), y por ello en su obra se marcan tanto las líneas entre campos cromáticos, dándole a la pintura otro toque religioso más.
En palabras del propio pintor:
El arte debe ser una confesión desheredada y apasionada, la traducción de la vida interior, como solía ser en los viejos tiempos en manos de nuestro admirable francés anónimo que esculpió las figuras de las catedrales.