Dánae
Ovillo de carne.
Un gran óleo pintado en 1909, cuando Egon Schiele tenía solo 19 años. Schiele tomó esta historia mitológica tan utilizada por artistas de todas las épocas en la que se cuenta cómo Dánae es poseída por Zeus en forma de lluvia dorada. Ya sabemos que Zeus tenía las más pintorescas formas de disfrazarse en sus escarceos amorosos, quizás para evitar que se enfadara su esposa Hera.
Pero la Dánae de Schiele es, como todos los desnudos de este gran artista, diferente a anteriores representaciones del mito. En ella se
anuncian ya todas las características de la pintura que aflorará los siguientes diez años, hasta que su carrera se trunca por una prematura muerte por gripe española.
Schiele muestra a su Dánae casi como una planta carnívora con algunas formas angulosas como la mano y el hombro. Una anatomía orgánica entre lo vegetal y lo animal, en la que Dánae se acurruca como una especie de ovillo de carne protegiéndose de la ducha, aunque su rostro parece tranquilo. Sonríe mientras el oro cae sobre su cabeza entre esa mancha negra, y al fondo difusos motivos vegetales y animales tan típicas del art-nouveau, en el que la línea recta no existe, como tampoco existe en la naturaleza.