Desnudo
Un estudio de su mirada desnuda.
Esta obra fue exhibida en la primera exposición individual de Modigliani en la galería Berthe Weill de París en 1917. Al momento fue retirada. La policía entró, vio a esta especie de odalisca desnuda en su sofá y acusó al artista de obscenidad y pornografía.
Desde luego, este cuadro no es precisamente obsceno ni mucho menos pornográfico. Es absolutamente sensual, elegante y sugerente. Aunque supongo que en el contexto de 1917 la cosa era distinta.
Con este cuadro Modigliani no sólo utiliza el desnudo como género, algo que siempre hubo en la historia del arte (aunque por lo general había que tener una excusa, normalmente mitológica), sino que el pintor usa el desnudo —además un desnudo tan manifiesto como este— como tema, lo que supone una absoluta novedad. Amedeo Modigliani volvió a crear de nuevo el género.
En este Desnudo, la protagonista absoluta es la figura femenina. Modigliani utiliza pocos colores, no le interesa el entorno. Sólo ella y su cuerpo entero de formas suaves y alargadas, ubicado en diagonal. De hecho, este es el único desnudo en formato horizontal de Modigliani que contiene la figura completa dentro del lienzo.
Pero hay algo más sensual e hipnotizante que ese cuerpo desnudo. Es esa mirada. Esos ojos que nos miran sí rezuman sentimiento, pasión, amor y deseo. La modelo, como en la mayoría de obra de Modigliani es su amante y musa, la también pintora (y muy buena) Jeanne Hébuterne. Ambos estaban enamoradísimos como dos auténticos estúpidos. Eran los amantes de Montparnasse. Sin dinero, sin comida, sin calefacción en su asqueroso apartamento bohemio, los dos artistas sobrevivían a base de amor.