Retrato de Lunia Czechowska
Modigliani pintó a Lunia Czechowska en al menos 10 ocasiones.
¿Quién era Lunia Czechowska? Pues para empezar fue modelo de Modigliani en al menos 10 ocasiones, entre ellas la que veis en la imagen.
Czechowska sería también (probablemente) amante de este pequeño italiano que desprendía un inexplicable atractivo. En ese momento Modigliani también estaba en una relación con Jeanne Hébuterne, su gran modelo y amor, pero al artista le iban los triángulos y vivió experiencias tanto con Hébuterne como con Czechowska, que lejos de sentir celos se acabaron haciendo muy buenas amigas.
Al acabar la Primera Guerra Mundial, cuando se pintó este cuadro, Hébuterne estaba en el sur de Francia pasando su embarazo. En París, Modigliani y Czechowska, se quedaron solos y eso sí provocaría los celos de Jeanne, que apareció como una hidra en la ciudad del amor para obligar al artista a casarse con ella. Czechowska se convertiría entonces en nada más que una gran amiga de la pareja y continuó ejerciendo de modelo para Amedeo.
Aunque a la hora de pintar, por alguna razón con Czechowska la sesiones eran mucho más tensas, o como ella describió, aterradoras.
Al parecer, Modigliani tenía una forma obsesiva de trabajar, por lo general bastante colocado de alcohol u otros psicotrópicos, y se ponía a hablar en italiano. Czechowska afirmaba que sentía como su alma era completamente diseccionada y en el lienzo aparecía una imagen sin duda alguna suya, pero completamente nueva.
Lo que estoy buscando,
escribió Modigliani en uno de sus cuadernos, no es lo real, ni siquiera lo irreal, sino lo inconsciente, el misterio del instinto heredado.
En el cuadro vemos el estilo inconfundible de este artista, donde se ven las huellas de su pasado como escultor, sobre todo por lo estilizado y compacto que está todo: composición geométrica vertical con la cara ovalada, cuello sin fin, ojos sin pupilas… Vemos también en este estilo como el artista fue influido por la escultura africana.
La elegante sencillez de Modigliani es una de sus mayores virtudes. En sus retratos no existe decoración innecesaria.