Día de elecciones
La democracia perfecta.
Norman Rockwell visitó Cedar Rapids (Iowa) en junio de 1944 buscando inspiración para retratar a los estadounidenses en el momento de votar. El 4 de noviembre había elecciones y The Saturday Evening Post quiso que el maestro ilustrara su portada para el evento.
Cedar Rapids era la ciudad prototipo de USA («la ciudad por excelencia del Medio Oeste») y Rockwell vio rápidamente que sus habitantes parecían recién salidos de alguna de sus ilustraciones más representativas. Eran personajes de Rockwell de carne y hueso.
Rockwell hizo una especie de casting y ofreció cinco dólares a cada persona por participar, y por supuesto escogió él a los que iban a salir en la obra definitiva. El arte no es ninguna democracia.
Los Estados Unidos de América siempre se autoproclamaron los abanderados de la democracia. Todo el planeta sabe que eso no es del todo cierto, aunque es muy difícil encontrar en el mundo una democracia perfecta, ese sistema que muchos consideran «el mejor posible». Eso de que en la democracia manda el pueblo es una aseveración cada vez más cuestionada. Es muy ingenuo pensar que no manda en realidad el dinero sucio, que las leyes son para la sociedad y no para quien manda y que ese rito de emitir sufragio cada X tiempo no es casi un placebo para el supuesto pueblo soberano. Lo curioso es lo poco que les interesa ya ocultarlo a la grotesca clase política actual.
El mundo, desgraciadamente, no es un dibujo de Rockwell, aunque por supuesto debemos intentar que así sea.