Dibujo de mescalina
Un ejemplo de la influencia de esta droga en la obra de Michaux.
El poeta Henri Michaux era un experimentador, un aventurero que viajó por todo el mundo. Aficionado a las drogas como Baudelaire, no las utilizaba solamente para uso lúdico. También eran una herramienta para expandir su creatividad hasta límites insospechados.
De las diversas sustancias que utilizó (éter, láudano, hachís, LSD, psicocibina), fue la mescalina la que más pareció interesarle e inspirar sus creaciones. A modo de científico tomaba notas de sus colocones (garabatos ilegibles salvo para él), pero al final eran casi más ilustrativos sus dibujos, como este.
Las visiones producidas por la mescalina muestran figuras geométricas luminosas más o menos simples (como esos fosfenos que vemos al apretarnos un ojo), formas de carácter abstracto y cinético, que transmiten velocidad, vibración, sinestesia… Según el propio autor, esta serie de dibujos realizados entre 1955 y 1960 eran de un detallismo casi fotográfico.
Un viaje que por algún motivo él documentó en blanco y negro, con la misma tinta china con la que escribía.
Michaux ni firmaba ni fechaba estos dibujos, ya que consideraba que estaban realizados fuera del espacio y el tiempo como los conocemos.
La mescalina me revelaba más sobre la locura de los demás que sobre la mía, y más sobre los síntomas que sobre el fondo.