Dolor reumático 1
Una batalla que no se puede ganar.
En ocasiones la vida nos expone a batallas a las que uno preferiría no enfrentarse. Son inesperadas y atacan sin piedad, mueven todo a su alrededor y demuestran qué tan poco sabemos y controlamos de la vida.
Remedios Varo fue encargada por parte de Bayer, en 1948, para retratar algunas de estas batallas que nadie quiere librar, en este caso, en la salud y su sentido tan efímero ante la existencia de tantos padecimientos, enfermedades y las consecuencias de las mismas.
La farmacéutica le pidió que ilustrara algunas enfermedades para las que vendía medicamentos; el resultado es una aproximación profunda al sentir de estos males a lo que se enfrentan los pacientes y, con un poco de esperanza, el poder motivar la comprensión de aquellos que no los padecen.
En este cuadro, Dolor reumático 1, se abordan las dolencias de padecer una enfermedad crónica, donde la principal aflicción a la que se debe de acostumbrar uno es al dolor extendido por todo el cuerpo; sin embargo, la postura de la mujer también deja mucho que ver sobre las implicaciones mentales. El hecho de que se encuentra encadenada y frente a una columna muestra el carácter de resignación e incapacitante ante las acciones que uno solía desempeñar cotidianamente; en este caso, es imposible que se quite incluso el cuchillo que trae en la espalda.
Si bien no se tiene total certeza del simbolismo del paisaje rojizo, una interpretación personal sería la relación directa con el dolor, lo indefensa que se encuentra la mujer y la forma en la que, a pesar de que se trate de un dolor interno, este dolor nubla la vista y sentir general.
Remedios Varo nos recuerda una vez más que el arte no se trata de expresar únicamente lo bello o lo sencillo de explicar, sino de empatizar con otras personas, de comprender lo que usualmente queda reducido a tecnicismos y entender que detrás de una lista de síntomas se encuentra una persona que está tratando de librarse de esas cadenas.
Hay batallas que no se pueden ganar y a las que tampoco se pueden renunciar, pero al menos se pueden entender.