Dos sátiros
Una cata de vinos.
Os presentamos a dos sátiros: uno atrás bebiendo vino de un cuenco (y se le escapa un poco entre los labios), otro delante sujetando un racimo de uvas, mirándonos y sonriendo con esa expresión entre lo perverso, lo malicioso y lo lascivo. Toda una celebración del zumo de las parras.
Rubens retrata a estas dos criaturas sobre un fondo neutro, en una composición muy cercana (casi rozando el primer plano), y por el color rojizo de sus caras y los destellos en los ojos se puede percibir claramente que estos dos están en plena borrachera, como es natural en los sátiros. Los sátiros, que por cierto, salen bastante en la obra de Peter Paul Rubens (o de su taller). El pintor debía de tenerles simpatía; y es que no hay un símbolo mejor para representar las pasiones desenfrenadas y la lujuria.
El gran genio del Barroco vuelve a sorprender con sus características destreza y virtuosismo a la hora de plasmar el comportamiento y la anatomía «humana». Ya no es sólo la espectacular expresividad en esa mirada, que casi nos hipnotiza como espectadores, sino también esa mano, esas uvas, ese pelo, esa barba… Todo en conjunto llama la atención por su encanto.