El curso del Imperio IV: Destrucción
Arrasando y destruyendo todo.
La Guerra ha llegado. Y con ella todo lo que esta conlleva: muerte y destrucción.
Como era de esperar, la ambición humana, las disputas y las ansias de poder han llegado a un nivel en que se ha pasado definitivamente a la acción y se ha recurrido a la violencia. Ya nos lo avisaba el pintor mediante pequeñas pistas en las anteriores obras de esta serie.
Nos encontramos ante la cuarta y penúltima pintura de este Curso del Imperio, y la más impactante de todas ellas.
El paisaje es similar al anterior, pero más desplazado hacia la izquierda, con mayores vistas al río, para que así veamos las flotas de los enemigos navegando en las aguas. El puente que cruzaba el río se ha roto, y en su lugar se ha construido un paso improvisado, que a duras penas sostiene a los soldados o los simples habitantes asustados.
Alrededor de la escena hay humo, diferentes focos de fuego, esculturas quebradas en pedazos…por ejemplo vemos en el lateral derecho una cabeza rota que probablemente pertenezca a la escultura de un héroe, la cual ha sido decapitada (también falta una de sus manos, ha sido mutilada). Se da por tanto una destrucción total, arte incluido.
Más cerca del espectador vemos a una joven que intenta lanzarse al agua, pero un soldado la agarra por la ropa reteniéndola. Hay heridos y fallecidos por doquier. La esperanza se ha perdido.
Thomas Cole podría representar probablemente el saqueo de Roma, por parte de los bárbaros.
Como siempre en esta serie, el pintor añade un detalle sutil, apenas perceptible: en ese puente improvisado que mencionábamos antes podemos ver dos banderas: una es de color rojo, la otra verde (los mismos colores de las túnicas de los niños en la anterior pintura, La Consumación del Imperio, donde se peleaban por un juego con barcos. ¿Y si esos mismos niños, ya mayores, pelean ahora de verdad? Todo por poder, destruyendo cuanto tocan a su paso, y dejando víctimas inocentes en el camino.
Por último, destaca el cielo, que en consonancia con lo que está sucediendo, parece que se acerca una tormenta. Las pinceladas gruesas, circulares y envolventes nos recuerdan enormemente a los cielos de Turner (románticos intensos, ya se sabe).