El maestro de ceremonias
La ingenuidad del infierno.
A finales de los 70 surge en California una mezcla de surrealismo y Pop-Art denominado lowbrow, que tuvo a Mark Ryden como una de sus máximas figuras.
El lowbrow (mal gusto) bebía del cómic underground, la cultura punk (sucursal milenarista del dadá), y otros cientos de subculturas y submovimientos de la contracultura de esos años. Ryden tenía el caldo de cultivo perfecto para dar a conocer su particular estilo, una arte naíf entre lo macabro y lo ingenuo. Como una película de terror en tonos pastel.
El suyo es un arte Pop, pero con una extraña mezcla de diversos estilos en los que podemos reconocer desde El Bosco hasta Tanguy, pasando por Ingres.
The Ringmaster es una muestra perfecta del arte de Ryden (que, como véis, hasta se encarga de realizar los marcos para sus pinturas). Ahí tenemos la críptica simbología, los juguetes antiguos, las figuras de ojos enormes y esa tonalidad que mezcla el gris y los colores pastel dándole a sus escenas un inquietante toque onírico. Una escena circense y pesadillesca, como imágenes de un sórdido mercadillo en una zona de los suburbios residenciales del infierno.
En The Ringmaster podemos ver también dos elementos característicos de la obra de Ryden: por un lado la carne que aparece de vez en cuando en sus pinturas, quizás para reflexionar sobre conceptos tan primordiales como lo vivo y lo muerto. También tenemos ahí a Abraham Lincoln, que hace malabares con ella, y que por algún motivo es una figura recurrente en la pintura del californiano.