El último día de Pompeya
Pintura de catástrofes.
Peor que cualquier guerra o disputa generada por los humanos. Aquí no importa el dinero, la sangre derramada o el poder. Nadie puede luchar contra la fuerza de la naturaleza, y eso es lo que plasma Karl Βriulov en su obra. Pompeya, esa famosa ciudad italiana muy cercana a la actual Nápoles fue arrasada y destruida el año 79 por la erupción del monte Vesubio.
Imposible imaginar las circunstancias que vivieron los pobres habitantes de Pompeya, al contemplar como su hogar se derrumbaba y quedaba sepultado por la ceniza.
Para mayor dramatismo, en la obra apenas contemplamos el cielo negro y rojo por la lava, eso queda en un segundo plano, aquello que realmente impacta en nuestros ojos al presenciar la pintura son los habitantes aterrorizados. Algunos se desmayan efecto del horror que están viviendo, otros tratan de proteger a los suyos, observan el cielo atónitos, sin saber cómo reaccionar.
Briulov trabajó incansablemente para crear la obra. No sólo visitó las ruinas de Pompeya, en las que realizó unos primeros bocetos, también leyó atentamente documentos históricos sobre el acontecimiento, en especial uno llamó su atención. Escrito por Plinio el Joven, testigo de los hechos, describía lo que ocurrió aquella fatídica mañana:
«Desde la primera hora del día, la luz era inusual y realmente débil (…) una espantosa nube negra invade el cielo, atravesada por zigzags de fuego; se despliega en bandas amplias y extravagantes como un gran rayo. (…) Entonces mi madre me pide, me suplica, me ordena que me vaya, para un joven es posible; para ella, abrumada por su edad y su enfermedad, prefiere morir en silencio, sabiendo que no fue ella la causa de mi muerte.»
Estas duras palabras encajan perfectamente con la obra. En la esquina superior derecha aparecen esa especie de zigzags de fuego, la espesa nube negra que cubre toda Pompeya, y puede que incluso, impactado por esta historia, quisiera plasmar a Plinio con su madre, en la esquina inferior derecha vemos a un joven atendiendo a una anciana.