Martillo neumático
Esta escultura, que parece un personaje de una película de ciencia ficción del siglo XXI, fue hecha... en 1913!!
Epstein lleva el futurismo a límites inquietantes con esta escultura de 1913 que parece hecha ayer mismo.
Una figura de yeso está situada en lo alto de un martillo neumático real. Esto supone, ya para empezar, uno de los primeros «ready-made» (apropiarse de un objeto para convertirlo en arte), y si nos fijamos en las fechas, fue creado casi al mismo tiempo que los de Marcel Duchamp.
La escultura encarna el espíritu de modernismo radical futurista, una celebración de la maquinaria moderna… Y la virilidad masculina: El martillo descansa sobre un trípode y la criatura lo coloca sobre sus piernas como un gran falo dispuesto a profanar la madre tierra. Es lo que llaman algunos «la erótica de la máquina».
La cabeza del bicho es como el de una mantis religiosa, con los ojos tapados y una pose bastante hostil, acorde a la hostilidad que pregonaba el futurismo, cuyos miembros se excitaban más con una turbina que con Bernini, e incluso consideraban que había que destruir la escultura hecha hasta entonces.
Desde luego la obra supone un nuevo y asombroso camino en el arte, y es una de las más increíbles e influyentes esculturas del arte británico, cuyos ecos podemos ver claramente en la obra de H. R. Giger o en la saga de Star Wars.
Pero la obra fue hecha antes de la I Guerra mundial. Cuando el autor vio que el monstruo era tan morbosamente profético, se decidió a destruirla y amputarla, mostrando solo su torso, y perdiendo su aspecto amenazante para convertirse en una criatura indefensa y patética, casi como uno de los miles de soldados heridos que volvían a casa.