Luz de la calle
La luz se mueve en este cuadro.
Una farola eléctrica eclipsa a la misma luna.
Si, los modernísimos jóvenes futuristas preferían una turbina a una Venus, e ingenios como una farola pública, en esa época un nuevo prodigio de la tecnología, eran para Balla & cía. un motivo de lo más inspirador.
Los futuristas ya habían afirmado: “Uccidiamo il Chiaro di Luna! (¡Matemos la luz de la luna!)”. Y en este caso, el asesinato lo comete una farola de la Piazza Termini en Roma.
La luna creciente queda eclipsada por las luces vibrantes de la electricidad, que sale en forma de chispas y cuñas afiladas que aguijonean la calle.
La pintura de Balla es un estudio muy analítico de los patrones y colores de un haz de luz eléctrico. Inspirado en parte en el puntillismo de Seurat, el futurista quiere transmitir (y lo consigue), la urgencia y la energía del mundo moderno.
La luz, científicamente hablando, se caracteriza por su movimiento infinito y no tener rival en cuanto a velocidad, por lo que comprendemos que a un joven futurista como Balla se le hiciera la boca a agua y quisiera transmitirla pictóricamente. Ya sabemos que a un futurista le ponía más un coche de carreras que la Victoria de Samotracia.