Pesimismo y optimismo
El futuro baila.
Es el combate que tenemos a diario. ¿Otro día de mierda o va a ser todo maravilloso? ¿se va a poner la cosa negra o azul?
Debemos asumir (aunque solo sea por el título) que aquí Balla identifica ese negro puntiagudo y rectilíneo, amenazante y agresivo, con el pesimismo y ese azul redondeado, plácido como un mar en calma, con el optimismo. Aunque no veo el porqué. Quizás sea al revés.
Además, tampoco veo combate. Parece más bien una danza, un diálogo entre los dos polos que se unen e influyen mutuamente. Vemos incluso tonos azules en el negro y sombras oscuras en el azul. Hay un equilibrio, y eso llevado al mundo de las emociones es lo normal, lo saludable. En todo es saludable ¡ya está bien de polarizar! ¡El mundo está lleno de matices…! El universo es bipolar, simplemente esos polos deben estar en equilibrio.
Y por supuesto, en movimiento. Las cosas deben cambiar de vez en cuando, incluso cuando miramos un cuadro, que en teoría no se mueve. Pues los futuristas no opinaban así. Las cosas bailan.
Simple en concepto y ejecución. Y eso es la mayor virtud de este óleo sobre lienzo que Balla firma con un FUTUR BALLA, que en italiano es algo así como «El futuro baila».