Estudio de dos cabezas
El arte del esbozo.
Rubens pintó abundantes estudios de cabezas del natural que le sirvieron de muchísimo para sus futuros proyectos artísticos, ya fueran de tipo religioso o mitológico. A veces, con un mismo boceto podía fabricar decenas de obras de arte. Y es que en la inmensa producción de Rubens, si algo hay (además de talento) es figuras humanas a tutiplén, y el pintor no podía inventar jetas a tal escala, por lo que necesitaba tener a mano un catálogo de tipos y expresiones.
Esta cabeza principal que vemos, por ejemplo, sirvió para figuras de obras posteriores como un santo de un retablo en Amberes, después para un sumo sacerdote [1], más tarde para un dios fluvial [2], y más adelante para el busto de Platón. La otra cabeza de la izquierda también tiene vida propia y se multiplicaría más adelante en otros cuadros del maestro (o de su taller, no olvidemos que Rubens era todo un industrial en esto de la pintura).
Prolífico como ningún otro coetáneo, Rubens realizó miles de obras, y eso sin contar bastantes bocetos como este. «El Homero de la pintura», se le llegó a llamar [3], aunque cierto es que algunos de sus cuadros no los pintaba él completamente (en algunos sólo realizaba los rostros o las manos), y en otros simplemente supervisaba a sus aprendices, o más bien colaboradores, entre los que se contaba gente como Jordaens o Anton van Dyck, que a veces partían de bocetos como este.
Era una especie de Pinturas Rubens S. A.