Hércules y la hidra
Ejemplo arquetípico del héroe contra el dragón.
En el segundo de sus trabajos Hércules mató a la serpiente policéfala, la Hidra de Lerna, que tenía el don de regenerar dos cabezas por cada una que perdía o le era amputada. Sin embargo, el sobrino del héroe Yolao tuvo la brillante idea de ir cauterizando las heridas con fuego a medida que Hércules iba cortando, así que al final la Hidra se quedó sin cabezas y murió.
El mito del héroe contra el monstruo existe en todas las culturas desde el inicio de los tiempos. Tenemos a San Jorge contra el dragón, o a Santa Margarita en su versión femenina, al Arcángel San Miguel, a Tristán o Sigfrido, a Beowulf en la literatura anglosajona, en la mitología persa a Fereydun, en la hitita Teshub, Susanoo en la japonesa… y cientos y cientos de ejemplos más.
Evidentemente, es una representación perfecta de la lucha —y victoria— del bien contra el mal, bien simplificado, para que lo entienda todo el mundo con ese subconsciente colectivo nuestro, máquina cultural que funciona tan eficazmente desde que el ser humano empezó a transmitir códigos culturales complejos, y que fue representado por incontables artistas de todo tipo, desde Cranach a Ray Harryhausen.
Cranach lo hace con su exquisito estilo, presumiendo un poco de conocimientos de paisajismo y sobre todo de botánica y zoología (aunque por supuesto la Hidra es un animal fantástico, al menos hasta donde sabemos…).