Heroínas
Las verdaderas heroínas de la guerra de Cuba son ellas.
Pareciera que los soldados que caminan detrás de estas cinco mujeres vinieran de otro mundo. Y puede que sea cierto: que la guerra sea otro mundo. Sin embargo uno de ellos sostiene una guitarra… Porque allá de donde vienen, a pesar de todo, también se canta.
La música también es otro mundo, como la guerra, la juventud o la espera. Por eso mismo este cuadro, además de ser postal, es universo. Galaxia costumbrista donde hombres y mujeres vuelven (o se alejan) del hogar y de la patria, cualquiera que esta sea.
«Heroínas» se titula este cuadro del valenciano Cecilio Pla y Gallardo.
La mujer de la izquierda, con la inclinación de su cuerpo, nos hace mirar hacia la puerta. Los cuerpos, además de cuerpos, son direcciones, flechas y caudales. El velo de ella, además de ser punta de lanza, es una hermosa transparencia, no por nada el artista fue, durante muchos años, maestro de Estética de Color en la Escuela de Bellas Artes de Madrid. Los cinco tocados son, en realidad, lecciones de luminismo.
Las cuatro heroínas restantes, a diferencia de la primera que nos guía con su mano, nos conducen con sus miradas a sus preocupaciones y debates internos: una reza, dialoga con el silencio de dios; otra más lee, dialoga con el silencio del mundo, ¿de ahí que su abstracción sea más cálida?
Otra, con las manos tensas, indaga con la vista lo que otra heroína piensa sobre lo que está a punto de suceder, no solo en los instantes más próximos, sino para el resto de sus vidas porque intuye que, después de que se levante de ese banco, la vida será más dolorosa.
Las cinco mujeres, con sus gestos y miradas, nos revelan que, a pesar de compartir uniforme, juventud y espera, tienen modos distintos de temer y manifestar el heroísmo, como cualquiera de nosotras.