Historias de Judit
Como pollo sin cabeza.
Este fue el primer encargo que se conoce de Botticelli, un díptico con dos momentos distintos de la misma historia.
Descubrimiento del cadáver de Holofernes
En esta primera escena vemos el resultado de la aparición de Judith en el campamento de Holofernes y sus soldados, que quieren conquistar Betulia. Judith salió de noche acompañada de su criada, dispuesta a actuar y no dejar que su ciudad cayera.
Se presentó en la mismísima tienda de Holofernes, el general de los asirios, al que embaucó con vino y falsas promesas hasta que, cuando el hombre estaba totalmente ebrio e incapaz de reaccionar ante ningún estímulo (como pollo sin cabeza, nunca mejor dicho), Judith sacó su espada y, sin titubear siquiera, le cortó la cabeza. Ella y la criada se la llevan como trofeo, pero dejan allí el cuerpo mutilado de Holofernes.
Los soldados no lo descubren hasta la mañana siguiente, como podemos comprobar a través del reducido paisaje que nos muestra la pequeña abertura de la tienda. Sus compatriotas se agrupan alrededor del cadáver, completamente sorprendidos ante el descubrimiento.
Botticelli crea una escena verdaderamente teatral, con el cuerpo de Holofernes sin cabeza que aún mana algo de sangre. El cadáver del general borrachín es la zona más iluminada de la pintura, para que centremos toda nuestra atención en él.
No es realista, porque Botticelli, pese a ser un excelente artista y maravilloso dibujante, siempre buscará la belleza más allá de la realidad.
También podemos decir que Botticelli no hubiera sido un gran fan de las escenas sanguinolentas en las películas de Tarantino o de las novelas de Stephen King. Incluso podría poner a dieta al Conde Drácula. ¿Su filosofía? Pinto sangre si debo pintarla…¡pero la justa!
El retorno de Judit a Betulia
Aquí Judith y su criada avanzan de regreso a Betulia. La postura de la criada nos recuerda al cuento de la lechera, sólo que no es un cántaro de leche lo que sostiene sobre su cabeza, si no la cabeza mutilada del general Holofernes. ¿Podría llevarlo Judith, al ser ella quien lo había matado? Sí, pero para algo era la heroína, debía mantener su papel.
Camina delante de su criada, aún con la espada cimitarra (un sable de hoja curva típico de Oriente), en la que ha quedado un pequeño rastro de sangre de la decapitación. En la otra mano, sujeta una rama de olivo, una curiosa forma de equilibrar la balanza, un llamamiento de paz después de obrar con semejante violencia. La rama de olivo además simboliza la pureza, por lo que resulta una forma discreta para decir que Judith y Holofernes no han llegado a mantener relaciones.
Al ser una de las mujeres de Botticelli, su rostro muestra la habitual melancolía, ¿estará triste después de todo por matar a Holofernes? ¿O hay otro motivo? Es todo un misterio… y también parte del encanto de los héroes: cuando David mata a Goliat, Teseo al minotauro…nunca muestran una sonrisa o gesto victorioso.
En el paisaje de fondo, los diminutos asirios se mueven revolucionados, sin saber cómo actuar después de la terrible ejecución de su líder. Aún así, la perspectiva no está en absoluto conseguida, pero esa era la menor preocupación del artista.