Huevos con huella: Devorar el arte
¿Mierda de artista? ¿Aliento de Artista...? ¡Huevos de artista!
Pensadlo bien… Si para Piero Manzoni todo lo que crea un artista es arte, incluida su propia mierda, podemos decir con la misma legitimidad que todo lo que toca un artista se convierte en arte, ¿no…?
Hasta ese extremo llegaría el delirante arte de Manzoni, hoy figura respetada en los círculos más serios del arte… hasta marcar con su huella dactilar cosas para convertirlas en objetos de arte (y así venderlas a un precio mucho mayor, que ahí está la perversión de todo esto).
Pues el bueno de Manzoni le dio todavía otra vuelta al asunto… ¿Y si el público come uno de estos objetos marcados por el artista? ¿Deja el objeto de ser arte? ¿O quizás lo sigue siendo durante todo el proceso digestivo? Si es así, podríamos decir que hasta las personas que se comen este objeto se convierten ellas mismas en obras de arte.
El 21 de junio de 1960, se realizó la performance “Consumición del arte dínamica del público: devorar el arte”. Piero Manzoni imprime la huella de su pulgar sobre algunos huevos duros, ofreciéndoselos al público para comer.
El que se comía uno de estos “huevos sagrados”, con ayuda de su sistema digestivo, entraba en comunión con la “magia del artista” y se convertía, por arte de magia, en obra de arte. Por supuesto, una vez digerida la obra y expulsada en forma de excremento, seguiría siendo arte. Y no cualquier arte… “Arte de Piero Manzoni”, nada menos.
Simplemente marcando unos cuantos huevos, Manzoni podría crear una lucrativa fábrica de mierda de artista, que como sabemos, está valorada hoy en día más o menos en 124.000 € cada 30 gramos.
Reconozcamos que la cosa, aunque ciertamente ridícula, es revolucionaria. Puro arte conceptual para reflexionar sobre todo el cotarro: el cierre del sentido de la obra de arte, si el arte debe tener mensaje o ser “arte en sí mismo”, quién es artista, quién es el público, qué es la obra, porque su gramo de mierda vale más que el mío…
Unos asuntos bastante interesante ¡Bravo para 1960! Lo triste es que hay quien sigue haciendo hoy en día con intención de provocar, sorprender y ser original y novedoso…
Pero volviendo a esos primeros años 60, una cosa está clara: Manzoni tenía huevos.