
Igualdad ante la muerte
El ángel de la muerte.
Un ángel de alas negras. No puede ser otro que el ángel de la muerte.
Sobrevolando como un cuervo, está poniéndole un sudario a un joven recién fallecido. Y es que este ángel no hace distinciones. Normalmente debería ser gente casi centenaria la que acabara cubierta, pero a veces algún joven cae bajo ese manto, por muy guapo y rico que sea.
Un joven Bouguereau —23 años— expuso por primera vez en el Salón de París y decidió estrenarse con esta temática que tiene mucho de ese Simbolismo que todavía no había llegado. Aunque Bouguereau es sinónimo de academicismo y así trata esta obra temprana, cuidando la composición, la anatomía perfecta de las figuras y el resto de detalles técnicos.
Eso sin renunciar al alma que merece y necesita una temática así.
El ángel (arriba en el cielo, de donde es) y el muerto (abajo en la tierra, a donde va a a ir) son bastante parecidos, casi como un espejo. Y es que Bouguereau tuvo una relación cercana con este ángel, que a lo largo de su vida le arrebató a cuatro de sus cinco hijos y a su esposa.
Lo curioso es que cuando pintó este cuadro todavía no había perdido a ninguno de ellos.
William-Adolphe Bouguereau