Jonás tragado por una ballena
Cebo bíblico.
En el lado izquierdo de la extraordinaria Lamentación sobre Cristo Muerto de Giotto, una de las muchas bandas decorativas que contienen varias escenas del Antiguo Testamento con santos y profetas muestra una escena de Jonás, el profeta que fue tragado por una ballena durante nada menos que tres días y tres noches.
Aunque otros textos bíblicos hablan de «un gran pez», por lo que Giotto hace una especie de híbrido, representando unas branquias como las de un pez, pero también una especie de aleta pectoral como la del gran mamífero marino.
El Libro de Jonás, por cierto, nos cuenta la historia de este profeta que en principio pasaba de Dios. Él le mandaba algo, por ejemplo, predicar a los ninivitas, y Jonás decidió coger un barco e irse de juerga a Tarsis. Dios, claro, se enfadó con el desobediente profeta y le envió una buena tormenta. A punto estuvo de naufragar la nave, e incluso la tripulación llegó a tirar los objetos superfluos por la borda para perder peso.
Pero los marineros del barco sabían muy bien de quien era la culpa… Jonás, que no quería que el barco se hundiera por su culpa, pidió que lo arrojasen al mar. Ahí, en medio del agua, apareció el «gran pez» y se tragó al profeta, que se dedicó a rezar tres días y tres noches en su barriga.
Tras ese tiempo, Dios vio que Jonás había aprendido al fin a obedecer y ordenó al pez que vomitara al profeta en tierra firme.
No sabemos si Giotto pinta al pez tragando o vomitando a Jonás (más bien parece lo primero) pero lo que sí está claro es que esta sencilla pintura secundaria es muy especial y tremendamente moderna, como todo lo que hacía este verdadero pionero del arte moderno.