La muerte acechando a su família
Un faro sin luz.
Es en el año 1927 cuando Yves Tanguy inicia su obra más madura y personal. Es en esta cronología, cuando expondría sus obras en la Galerie Surreáliste de París, un espacio avalado por André Breton; aventura facilitada en parte por su amistad con Jacques Prévert y por sus recién adquiridos contactos en el grupo surrealista. Es aquí donde por vez primera exhibe este paisaje onírico titulado La muerte acechando a su familia.
La pintura representa una playa de dunas ennegrecidas, polvorientas y humeantes. Una estructura de planta circular, aparentemente una torre (que podría ser un faro castrado de luz) o una chimenea industrial, agrupa a su alrededor un grupo de formas biomórficas. A la izquierda, una figura de mayor tamaño, presentado convencionalmente como un cuerpo en descomposición, se acerca a lo que parece ser una columna de humo ascendente que se pierde en el margen. En el centro una escena garabateada nos recuerda la explosión de un avión en el cielo (pintado de un maravilloso azul, color bastante restringido en la obra de Tanguy).
El autor, que durante un tiempo experimentó con los dibujos automáticos, aúna en la composición el automatismo psíquico propio de los surrealistas, valiéndose de una técnica al óleo muy diluida, y ciertas reminiscencias realistas, mostradas en el tratamiento de los objetos que aparecen en el lienzo. La seña de identidad radicará en su afán por pintar paisajes solitarios cercanos a la abstracción, y dispuestos en un mundo imaginario codificado en una restrictiva gama de grises. Puntualizando, vemos como las formas flotantes se relacionan de una manera innegable en la influencia del Miró de los años centrales de la década de 1920, mientras que la organización espacial del paisaje marino nos evoca al estilo metafísico de De Chirico.
Se trata de una obra que nos habla de una manera clarísima del pasado del autor, de su tierra natal, de su padre el capitán de marina fallecido, y de la psicología más característica de Tanguy: el vacío y la soledad enmarcadas en un páramo desolador.