Yves Tanguy
Francia, 1900–1955
Tanguy fue un surrealista autodidacta. Con un poco de de Chirico, algo de Dalí, una pizca de Miró y su propia y maravillosa imaginación, Tanguy desarrolló una obra fascinante formada por paisajes solitarios y abstractos de un mundo onírico.
Yves Tanguy nació en París y vivió hasta los 22 años sin un contacto consciente con el arte. Pero alrededor de esa edad, el joven vio por casualidad un cuadro de Giorgio de Chirico y su mundo dio la vuelta. De la noche a la mañana decidió convertirse en pintor, sin importarle sus pocas habilidades.
Breton lo acogió en el círculo surrealista. No había duda de que su estilo pictórico encajaba con esta excéntrica pandilla. Y es que Tanguy entraba en una especie de trance cuando pintaba. Se quedar totalmente absorbido por la obra en la que estuviese trabajando.
Sus cuadros son muy personales y fácilmente reconocibles: paisajes surrealistas de un estilo abstracto propio. Son lugares desérticos, páramos habitados por todo tipo de formas orgánicas bajo cielos en brumas.
En la época pre-II Guerra, Tanguy era el artista bohemio de manual. Tuvo la suerte de encontrar a la que sería su alma gemela (y segunda esposa) Kay Sage, que se lo llevó con ella a los Estados Unidos al estallar la contienda.
Ahí viviría Tanguy el resto de su vida.